El paisaje es parte fundamental de la obra, no como escaparate, o medio que sirva para la promoción aprovechando determinado auge o corrientes, donde tan solo se mira desde la superficie, y ese es muchas veces el error. Es el entorno y posteriormente el territorio transformado por la intervención que quedará como ejemplo de ese dialogo entre arte y naturaleza, entre el individuo y el paisaje.
Intervenir el paisaje insertando determinados elementos no-naturales[1] para de algún modo crear estas experiencias estéticas, a través de un proceso plástico como lo es el arte, supone la pretensión de que podemos modificar ese paisaje con la escusa de que estamos creando algo estético.
Intervenir el paisaje insertando determinados elementos no-naturales[1] para de algún modo crear estas experiencias estéticas, a través de un proceso plástico como lo es el arte, supone la pretensión de que podemos modificar ese paisaje con la escusa de que estamos creando algo estético.
Por eso creo que la mejor forma de intervenir en el paisaje, es la manera en que menos busquemos apropiarnos de la naturaleza, y más pensemos desde la contemplación, intentando descubrir o crear modos en los que la obra esté más adaptada[2] al lugar donde se ubica. Las esculturas y acciones de carácter efímero creo que son más eficaces en eso de sorprender, porque juegan con la ventaja de accionar al espectador ante la obra, a que se esfuerce en re-construir lo que sucedió y cómo puede ser esta experiencia. Así, los paseos de Fulton quizás inciten a más paseos, y a una reflexión ante la naturaleza como la entendemos y como nos la muestra, que obras en las que se busca de manera más fácil sorprender con mega construcciones o espectáculos que, tras el primer impacto, no expresan nada más.
De este modo, jugar con conceptos como el paseo o buscar a modo de “chaman”[3], espacios, ritos y sensaciones que quizás tenemos olvidadas puede ser más sugerente y efectivo a la hora de encontrar nuevos caminos ante la experiencia de la naturaleza. Esta claro que no vamos a repetir este tipo de acciones (me refiero a la obra de Hamish Fulton), pero si seguir un poco con esta filosofía, la cual intento aplicar en mi producción artística como punto de partida para las propuestas que tienen que ver con intervenciones en el entorno, casi todos los proyectos que realizo son de carácter efímero y tratan de ser lo más equilibrados posible con el paisaje donde se inscriben.
Lo que pretendemos, en definitiva es sentir más, y entender el lugar en el que vamos a trabajar, para comunicar mejor nuestras ideas, pensamientos y sensaciones.
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Restituciones, 2009, (estructura para tomateras) caña y cuerdas, 170 x 270 cm. Fotografía dimensiones variables |

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Árbol rojo, de la serie Xenotopia, 2007. (Pintura y representación) Fotografía dimensiones variables |

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[1] Como puede ser desde la mera intervención que es algo creado por el artista, a aquellos que introducen materiales que no se encuentran en estado natural en el territorio donde intervienen, como es el caso del (ejem. vertido de alquitrán que realizo Smithson) o piezas como las de Christo donde interviene el paisaje usando telas, cuerdas y otros materiales de factura humana. Nancy Holt con sus tubos de hormigón o Walter de María con las barras de acero (pararrayos).
[2] Adaptada en el sentido de implicación real con el territorio, respetando unos valores mínimos de adaptación al medio y no como una imposición forzosa.
[3] A la manera de Joseph Beuys, que pretendía entender el arte y sus acciones como un espíritu libre, desde los conocimientos ancestrales, o los ritos, véase también STACHELHAUS, Heiner. Joseph Beuys, Barcelona, Parsifal, 1990; BODENMANN-RITTER, Clara. Joseph Beuys, Cada hombre, un artista, Madrid, La balsa de la medusa, 1995; TISDALL, Caroline. Joseph Beuys-Coyote, Mosel, Schirmer, 1988.
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